El retablo integra piezas y elementos realizados en
diferentes épocas. La parte más antigua es el Calvario que lo remata, tres
artísticas tallas (Crucificado, Santa María y San Juan) góticas de hacia 1300.
De finales del siglo XV o principios del XVI son las tablas de estilo
hispanoflamenco, atribuidas al Maestro Alejo, un pintor de origen local. Son
27, representan a santos, escenas hagiográficas y pasajes evangélicos, y se
distribuyen en una mazonería de tres cuerpos más banco, cuatro calles y dos
entrecalles, con guardapolvos perimetral. La quinta calle, en el centro, está
ocupada por una hornacina que acoge a la venerada Virgen de Villasirga, Santa
María la Blanca, talla gótica del siglo XIII en la que la Virgen se muestra
sedente y con el Niño en brazos. Un doselete con largo chapitel cubre la
imagen. Cuando en el siglo XVI se rebajó la altura del presbiterio se añadió al
retablo una predela adicional, a modo de sotabanco, obra renacentista de entre
1560 y 1570. Esta parte escultórica es atribuida a Manuel Álvarez con
policromía de Francisco de Carracejas.
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