Como reguero de hormigas
las mujeres paseaban
y en el pecho toas llevaban
flores en lugar de espigas.
Entre mujeres y flores,
pasaban los domadores
por delante de nosotros,
luciendo sobre los potros
los atalajes mejores.
¡Vaya coches! ¡Vaya troncos,
donde los caballos broncos
mostraban todo su brío!
Iban los cocheros roncos
de tanto hablarle al gentío.
Julián Sánchez Prieto El Pastor Poeta