FRESQUITOS MATINALES
¡Verano andaluz!
¡Cómo olvida el cuerpo lo que deja, o lo que le deja! ¡El recuerdo del cuerpo;
mujer!
Este fresquito de
Cádiz es el fresquito más alegre, más abierto, más alto que ha sentido mi carne
nunca en el verano. Se diría que el airecillo surte del mar, como de su centro,
que él mismo es otro mar de aire que sube y anega y sepulta este montón de
limpieza, de colores claros –este blanco con verde chillón, únicos-, de finura;
que estamos en un aireario ideal, dentro del aire, que fuera como el alma del aire,
cuya vestidura, desnuda ella, se le hubiera caído al suelo.
…Y digo alto,
abriendo inmensamente el pecho al aire, por la calle estrecha –sucesión de
claridades, encaje de matices suaves-: ¡Qué fresco tan rico! ¡Qué fresco tan
rico!
Y un loro grita en
un balcón: “¡Qué fresco tan rico” “¡Qué fresco tan rico!”. (Juan Ramón Jiménez)