La Mezquita -Aljama- de Córdoba es el monumento más esplendoroso de la etapa musulmana en todo Occidente.
Su construcción fue iniciada cuando el omeya Abd-al-Rahmán constituye a Córdoba como capital de Al-Andalus en el año 785, sobre la planta de una antigua iglesia dedicada a San Vicente, y ampliada en sucesivas etapas por Abd-al-Rahmán II, Al-Hakam II y Almanzor.
Ocupa un espacio de 24.000 m2, siendo su interior un auténtico bosque de columnas y arcos donde destaca el excepcional y admirable Mihrab con inscripciones del Corán en oro y ricos mosaicos.
En La Mezquita subyacen distintos estilos: la inicial de Abd-al-Rahmán I tiene la influencia hispano-visigoda y donde se aprovecharon materiales y columnas procedentes de otras construcciones; su planta cuadrada está compuesta por arcos de herradura apoyados en otros de medio punto que sirven para dar una mayor elevación a la cubierta, resistencia al conjunto arquitectónico y facilitar la iluminación.
Con Abd-al-Rahmán II se efectúa la primera ampliación, y con Al-Hakam II se produce la más grande y ambiciosa ampliación, aumentando en once tramos más de arquerías que cierran definitivamente con la qibla y el Mihrab.
Esta etapa es la más sobresaliente de todas, destacando los fustes por sus tonalidades de color, basamentos ornamentales, así como los techos que nos representan los más bellos artesonados, los arcos angrelados y lobulados.
Posteriormente, Almanzor, emulando a sus predecesores, efectuó obras de ampliación en La Mezquita, siendo éstas las que cerraron el proceso de construcción del monumento.
También acoge La Mezquita, desde el año 1523, a la Catedral cristiana, construida tras la reconquista junto a otras capillas laterales. Destaca el impresionante Retablo Mayor, el Retablo Barroco, la sillería del coro labrada en caoba, y el Tesoro de la Catedral compuesto por joyas de incalculable valor, entre las que destaca la Custodia de Arfe.
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